Este es el testimonio de un Pastor de Tennessee, Estados Unidos, es la prueba viviente de un milagro de Dios. Después de enfrentarse a la muerte cerebral debido a las graves secuelas del Covid-19.
Michael Napier sobrevivió a una feroz batalla contra el coronavirus. Luego de pasar 19 días en la ciudad de Knoxville respirando a través de un ventilador mecánico, informa portal Guiame.
Luego de ello tuvo que realizar fisioterapia por un tiempo para volver a ponerse de pie y también debía tomar anticoagulantes. Pero semanas después se despertó en medio de la noche con mareos, náuseas y un fuerte dolor de cabeza.
Su esposa al darse cuenta que su condición era un poco más grave, llamó a una ambulancia y su esposo fue llevado al hospital. Más tarde, los médicos diagnosticaron a la familia que Michael «sufrió un accidente cerebrovascular grave».
“Tuvieron que cortar parte de mi cráneo para aliviar la presión en mi cerebro y poner un filtro en mi estómago para tratar de detener los coágulos de sangre. Tuve varios coágulos de sangre”, afirma Michael.
Michael quedó en coma inducido y se le colocó un respirador. Los médicos le dijeron a la familia que el pastor probablemente tenía muerte cerebral porque no respondía al dolor, al tacto o la comunicación.
“Llamaron a mi familia y les pidieron que decidieran desconectarme del soporte vital. Dijeron que sería un vegetal por el resto de mi vida, que destruiría mi cerebro”, dijo Michael.
Su esposa Linda sabía que el pastor no querría vivir en ese estado y toda la familia decidió desconectarlo.
“Dios no quería llevárselo todavía”, dijo Linda. El pastor estuvo en el hospital durante algunas semanas más. Antes de comenzar el tratamiento de rehabilitación.
Él y su familia reconocen que Dios les salvó la vida. El pastor dijo que sabía desde el principio que Dios estaba con él y lo cuidaba. “Estoy agradecido de tener la oportunidad de darle gloria hoy. Oro para que a través de esta historia alguien se acerque a Él», afirmó.
Michael tendrá que seguir tomando anticoagulantes por el resto de su vida, pero es un pequeño precio a pagar para seguir con vida. “El Señor me recuerda así la oportunidad que me dio de seguir vivo”, expresó Michael.