Hay muchos hombres y mujeres que hicieron historias en la biblia. No por sus logros o por ser superdotado, sino por ser hombres débiles que confiaron en un Dios fuerte.
Debemos recordar que las pruebas debilitan pero la confianza en medio de la prueba fortalece. Es fácil, confiar en Dios cuando todo está bien, pero cuando las cosas están mal también tenemos que confiar más en nuestro Dios.
Tres hombres que demostraron su confianza en Dios
1- Pablo. Este hombre fue un perseguidor de los cristianos, era fariseo y demás…. Pero lo grande del caso es que Dios lo transformó de tal manera que es uno de los hombre más prominente que menciona la biblia. Pablo amó profundamente a Cristo, sufrió por el evangelio, todo lo tuvo por basura.
Sus metas, propósitos, objetivos solo era Cristo. Demostró que verdaderamente confiaba en Dios, por eso dijo:
Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 2 Corintios 4: 8-10.
Esto es un grado de confianza enorme, a pesar de las pruebas.
2- Rut. Esta mujer no era del pueblo Judío, pero si estaba en los planes de Dios, la cual llegó a formar parte de la genealogía y la línea mesiánica de nuestro Señor Jesucristo. Muchos sabe de esta historia y como Rut se integró al pueblo Judío por su fidelidad y la confianza en Dios que demostró a través de los hechos y estas palabras:
Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Rut 1:16.
A Noemí la nuera de Rut se le murió el esposo y los dos hijos, uno de ellos esposo de Rut, pero aún así esta mujer no dejó a su nuera sino que se comprometió con el Dios de Israel. Si eres extranjero en el lugar donde está, solo confía.
¿El hombre que más confió en Dios?
3- David. Este hombre era tremenda, aún con sus altas y sus bajas, se humilló y dejó que sea Dios que obrara en su vida, lo cual le permitió desarrollar un gran confianza en Dios. Esto lo vemos a través de muchos salmos, donde se muestra las veces que el salmista estaba en guerra y huyendo de sus enemigos, pero se mantenía confiado en Dios.
Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado. Salmos 27:3.
