El hoy pastor Brandon Blair decidió ser un infante de marina de los EE.UU, cuando vio la necesidad de su país durante el ataque al World Trade Center del 11 de septiembre.
A pesar de la negativa de su madre, el joven universitario en ese momento estaba alimentado por su pasión. Ingresó con éxito al ejército y fue asignado como artillero, informa God TV.
Antes de que fueran enviados a Irak, un anciano abordó el autobús y entregó Biblias. Él recordó: “Pensé, bueno, eso es genial. Me encantó el tamaño y me encantó el color, y combinaba con nuestros uniformes. Encajaba perfectamente dentro del bolsillo izquierdo del pecho de mi uniforme”.
Brandon miró la Biblia pequeña del Nuevo Testamento como una señal de fortuna, con la esperanza de que lo llevara a casa. Pero no esperaba lo que le esperaba en el campo de guerra de Irak.
La batalla fue tan dura que los helicópteros debían entregar su comida. “Mis posibilidades de volver a casa eran muy escasas”, dijo Brandon.
De hecho, él no era una exención a las balas. En agosto de 2006, una bala atravesó el pecho de Brandon. “Me dispararon en el pecho. Y yo estaba tirado en las arenas de Irak. Todo lo que pude hacer fue mirar hacia arriba y allí mismo le rogué a Dios que me perdonara la vida”.
Entonces, Dios contestó sus oraciones. Los médicos atribuyeron la supervivencia de Brandon a un milagro. Aunque sufrió una lesión profunda, no tuvo hemorragia interna.
Y mientras se recuperaba dentro del hospital improvisado, Brandon se deprimió cuando recibió la noticia de que sus compañeros soldados y amigos estaban muriendo a causa de la guerra.
Entonces, recordó la Biblia asegurada en su bolsillo. Extendió la mano y comenzó a leer el Salmo 40. Y mientras pasaba cada página, ministró profundamente su situación.
En ese mismo momento, recibió a Jesús como Señor y Salvador.
Hoy, ministra a los demás con su testimonio y el testimonio del Cordero. Se convirtió en pastor, sirviendo con gusto al rebaño de Jesús en la Iglesia Bautista Langston, en el sur de California.
“La Infantería de Marina me dio un corazón morado, pero Dios me dio un corazón nuevo”, concluyó.